En el tejido empresarial de Panamá, se destacan figuras que van más allá del éxito comercial, abrazando el compromiso con la comunidad y la responsabilidad social.
En este contexto, la historia de Carmen Berríos de Álvarez y su esposo, Alfredo Álvarez, brilla con luz propia. Fundadores de SEPROSA en el año 1980, esta pareja ha consolidado una empresa dedicada a la seguridad física y electrónica con una visión que trasciende los límites del negocio.
COMPROMISO CON LA SOCIEDAD
Con más de tres décadas en el mercado, SEPROSA se ha erigido como un referente en servicios de seguridad, abarcando desde la protección industrial hasta la vigilancia residencial.
Sin embargo, lo que distingue a esta empresa va más allá de sus servicios comerciales. La clave de su éxito radica en su compromiso con la Responsabilidad Social Empresarial.
Carmen Berríos de Álvarez, abogada de profesión, ha liderado este compromiso desde hace cinco años, enfocándose en impulsar iniciativas que impacten positivamente a la comunidad, especialmente a los colaboradores y sus familias. “En términos de Responsabilidad Social Empresarial nuestro principal compromiso es impactar a la comunidad de las familias de los agentes de seguridad que colaboran para nosotros, que en este momento son cerca de 2,000 empleados con diferentes necesidades, en diversos lugares de la República”.
CLUB KIWANIS EL ÁGUILA
La visión de responsabilidad social de SEPROSA se cristaliza a través de la fundación del Club Kiwanis El Águila, una iniciativa pionera en el ámbito empresarial panameño.
Inspirados por los valores de servicio y liderazgo de Kiwanis International, Carmen y Alfredo Álvarez decidieron fundar este club dentro de su empresa, convirtiéndose en el primer Club Kiwanis de índole corporativo en el país, en los últimos 10 años.
A través del Club Kiwanis El Águila, SEPROSA ha implementado una serie de programas y actividades destinados a impactar positivamente a la comunidad, especialmente a los niños.
“Desde programas de apoyo educativo hasta iniciativas de salud y alimentación, SEPROSA y el Club Kiwanis El Águila han trabajado incansablemente para llevar esperanza y oportunidades a aquellos que más lo necesitan”.
La participación de los colaboradores en estas actividades ha sido fundamental, sumando voluntarios en cada iniciativa y fortaleciendo el sentido de pertenencia y compromiso con la empresa. “SEPROSA ha buscado incentivar esta cultura de servicio a través de reconocimientos y valoración del voluntariado en la evaluación del desempeño”.
Para Carmen Berríos de Álvarez, la Responsabilidad Social Empresarial representa mucho más que una obligación ; es una satisfacción y un privilegio poder contribuir al bienestar de la co- munidad. “Como empresaria, encuentro sentido y plenitud en el acto de dar y servir, sabiendo que cada acción impacta positivamente en la vida de quienes me rodean”.
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