ERICKA CAMAÑO, PSICÓLOGA / TERAPEUTA EMDR EXPLICA EN QUÉ CONSISTE EL SUICIDIO Y QUÉ PUEDE LLEVAR A UNA PERSONA A TOMAR ESTA DECISIÓN, Y LO MÁS IMPORTANTE, LAS SEÑALES DE ALERTA.

ESPECIALES SALUD  | MUERTE POR SUICIDIO

La muerte por suicidio sucede cuando una persona se quita la vida de manera intencional. Usualmente la palabra “suicidio” genera una serie de emociones y pensamientos que se sienten desagradables, suelen estar relacionados con el miedo y el desconocimiento, pero si observamos de manera real y compasiva la muerte por suicidio, es el resultado de un sufrimiento psíquico o físico e intolerable en extremo, experimentado por una persona. En Panamá, estas son las cifras reales de muertes por suicidio: en el año 2019 se registró un total de 174 muertes por suicidio, en el año 2020 hubo 143 y en el año 2021 se contabilizaron 196, y la provincia de Panamá es la que mayores casos registrados tiene, seguida por la provincia de Chiriquí.

¿Cuáles pueden considerarse factores de riesgo?

La intensidad con la que una persona experienta algunos eventos y la ausencia de herramientas para afrontarlos son factores relacionados con la fatalidad. Las experiencias asociadas a las muertes por suicidio con mayor evidencia son los trastornos mentales, en particular la depresión, las rupturas, factores económicos y el dolor experimentado por enfermedades crónicas. Adicionalmente, se ha identificado que vivir conflictos, catástrofes, violencia física y sexual, pérdida de seres queridos y aislamiento generan conductas que llevan una intención suicida. Las poblaciones discriminadas y vulnerables, migrantes, indígenas, LGBTIQ+ y los reclusos también son consideradas como condiciones de riesgos.

¿Cómo nos afecta enfrentar una muerte por suicidio?

El duelo al que nos enfrentamos por la muerte de una persona que amamos suele afectar las emociones, la salud física y mental, las relaciones interpersonales, la interacción con el entorno y, a veces, las condiciones económicas. Enfrentar la muerte por suicidio nos lleva a un duelo mucho más doloroso, aumenta la carga y el riesgo de sumar memorias traumáticas y experimentar sus síntomas, puede escalar de manera generacional con una creencia poco funcional y es considerado un factor de riesgo de muerte por suicidio entre las personas que experimentan esta pérdida. Sin duda, el duelo es más duro y el estigma que le acompaña tiene una mayor carga de estrés e impacto en quienes lo enfrentan.

¿Cómo identificamos que alguien está en riesgo?
• El deterioro en el funcionamiento habitual de una persona es indiscutiblemente señal de alerta, sin embargo, no siempre se manifiesta directamente. Presta atención a estas señales
• Amenaza con lastimarse o matarse.
• Busca acceso a pastillas, armas de fuego o blancas, o pesticidas.
• Habla o escribe sobre la muerte o el suicidio fuera de lo ordinario.
• Aumenta el consumo de sustancias (alcohol o drogas).
• Expresa falta de razón o propósito en la vida.
• Se nota ansioso, agitado, no duerme o duerme todo el tiempo.
• Aislamiento de amigos, familia y la sociedad.
• Rabia, ira descontrolada, búsqueda de venganza.
• Regala posesiones preciadas o busca cuidado a largo plazo para mascotas.

¿Qué podemos hacer para prevenirlo?
Acercarse y preguntar de manera asertiva es importante, buscar el espacio y tiempo para hacerlo sin afirmaciones ni prejuicios; no dudes que al hacerlo podrías estar salvando su vida. Igualmente, la atención de profesionales de la salud es una intervención determinante en la prevención de muertes por suicidio.

Toma en cuenta las siguientes recomendaciones:
• Anímalo a buscar ayuda profesional.
• Mantente en comunicación constante.
• Escucha y valida lo que siente, evita minimizar lo que experimenta.
• Propón tiempo para actividades que sabes pueden disfrutar.
• Recuérdale sus fortalezas y lo valioso que es en tu vida y en la de otras personas.

¿Hablar sobre el tema incrementan el riesgo?
Esta creencia es un mito, hablar sobre las muertes por suicidio no incrementan el riesgo ni plantan ideas en la cabeza de una persona en riesgo; muy al contrario, hablar sobre el tema habilita espacios seguros para que hablen sobre lo que están atravesando y pedir ayuda sin la vergüenza o el estigma que rodea el tema