El 8 de mayo de 2025, el cardenal Robert Francis Prevost Martínez fue elegido el nuevo pontífice, adoptando el nombre de León XIV. Su elección marca un momento histórico: es el primer Papa miembro de la Orden de San Agustín en asumir el liderazgo de la Iglesia católica y el segundo Pontífice del continente americano, después de Francisco.

GRATA APERTURA

Desde la Logia de las Bendiciones en la Basílica de San Pedro, el hasta entonces prefecto del Dicasterio para los Obispos apareció por primera vez ante una multitud de más de cien mil fieles. Con cantos, oraciones, aplausos y vítores de “¡Viva el Papa!”, el anuncio del Habemus Papam fue recibido con una mezcla de emoción y solemnidad por los presentes en la Plaza de San Pedro.

En su primera alocución pública, León XIV declaró con humildad: “Me habéis llamado para llevar una cruz”, reconociendo el peso de la misión que asume al guiar a más de 1400 millones de católicos en todo el mundo.

Su experiencia pastoral en Perú y su cercanía con América Latina reflejan el creciente protagonismo de la región dentro del panorama eclesial.

Desde el Vaticano, el periodista Salvatore Cernuzio escribió para Vatican News: “León XIV ha manifestado su compromiso con la continuidad del legado de su predecesor, el Papa Francisco, enfocándose en la sinodalidad, la justicia social y la evangelización en un mundo cada vez más secularizado”.

La elección del nombre León XIV rinde homenaje a León XIII, recordado por su encíclica Rerum Novarum, pionera en la doctrina social de la Iglesia. El rostro sereno del nuevo Papa y su expresión de asombro conmovieron a los presentes, quienes, entre pancartas y banderas, lo recibieron con entusiasmo al caer la tarde en Roma.

Con voz firme y en perfecto español, pronunció su saludo inaugural: “¡La paz esté con todos ustedes! Queridísimos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo Resucitado, el Buen Pastor que dio la vida por el rebaño de Dios… ¡La paz esté con ustedes!”.

EXPECTATIVAS Y ESPERANZA

León XIV asume el pontificado en un momento clave. Su perfil conciliador y su capacidad para tender puentes en una Iglesia global y diversa lo posicionan como un líder preparado para enfrentar los desafíos contemporáneos.

Su elección ha sido acogida con entusiasmo, especialmente en América Latina, donde se ve como un reflejo de la esperanza y renovación que impulsa esta nueva etapa. Con una visión que prioriza la paz, la inclusión y la justicia social, se espera que su liderazgo continúe el legado del Papa Francisco, adaptándolo con sensibilidad a los retos del siglo XXI y guiando a la Iglesia con firmeza y cercanía.

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