Al igual que el impacto que el COVID tuvo y todavía tiene en las cadenas de suministro, el conflicto de Rusia y Ucrania “tiene un impacto disruptivo en dichas cadenas, lo que se transforma en alzas de precio debido a la posible escasez de granos y la falta de disponibilidad de buques y contenedores en los lugares y momentos en que debían haber estado disponibles”, afirma el profesor Eddie Tapiero, Presidente de la Comisión de Estudios Logísticos del Consejo Empresarial Logístico (COEL). El académico indica que como estamos integrados en cadenas de valor, “cualquier nodo tiene un efecto dominó que se replica e impacta al resto de las cadenas, entonces tenemos que verlo por la parte logística”. Citó, por ejemplo, que en el nivel de mercado de productos terminados, Panamá no tiene mucho comercio con Rusia y ellos no son una gran exportadora de productos terminados. “En este sentido, los productos terminados y especiales que vienen viajan por servicios de líneas y buques contenedores, por lo que no se prevé un impacto significativo”.

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IMPACTO EN COMERCIO MARÍTIMO

Indica que como Rusia no es un país con tanta relevancia en el comercio mundial (0.64% según la UNCTAD), su impacto no es tan grande en el área de contenedores. Sin embargo, las exportaciones de granos y los embargos comerciales van a tener impacto en segmento de los buques graneleros, que tendrán que reorganizar sus fuentes para abastecer al mercado europeo. “El tema alimentario se complica también debido a que las exportaciones de fertilizantes de Rusia, el principal proveedor del mundo, tendrán que ser reemplazadas por otras fuentes más caras”. Esto puede desbordar una crisis alimentaria, en especial en países de África, lo que es una gran preocupación para la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Por esta razón, Estados Unidos y Brasil podrían ser países alternos, es decir, podían tratar de reemplazarlo, “pero el volumen es tan grande que no se puede tratar de volver a reemplazar, por lo que podría haber una escasez de trigo, maíz, cebada, avena y productos que salen de esa cadena de valor”. Eso generará un aumento crítico de precios, especialmente porque Panamá es un importador neto de alimentos, “dependemos del exterior, esto recalca la necesidad de fortalecer nuestra producción agro para la demanda local por granos en buques graneleros”. En resumidas, para Panamá, la guerra es importante, ya que aumentará los costos energéticos e indirectamente impactará a la producción agrícola local, lo cual, aunado a los altos fletes marítimos y el uso del dólar, afectará la competitividad del país. El efecto también se verá en alzas en los alimentos y licores (como cerveza) por escasez de granos, y en jabones y detergentes que tienen insumos petroquímicos. Panamá debe trabajar coordinada mente para impulsar políticas que usen su ventaja competitiva (logística) para tratar de mitigar el impacto de los precios.

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