Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de visitar la República Popular China. En mi caso, fue la quinta vez, y no lo menciono para presumir, sino porque cada visita me sorprende más y reafirma mi convicción: China no es como nos la han contado, ni como la hemos imaginado a través de películas. Es mucho más.
En esta ocasión, exploramos Shanghái, la ciudad más poblada de China, con más de 23 millones de habitantes, y la tercera más grande del mundo, después de Tokio y Delhi. Nuestra visita fue motivada por la invitación de Jetour Panamá al Auto Show de Shanghái, una de las ferias automotrices más grandes del mundo.
Este evento, que se celebra cada dos años alternándose con el Salón del Automóvil de Pekín, reúne una impresionante variedad de vehículos, desde autos eléctricos e híbridos hasta conceptos futuristas.
Tuvimos la oportunidad de conocer los nuevos modelos de la marca que pronto podrían llegar a nuestro país, además de explorar algunos prototipos y vehículos concepto, como el G900. Este imponente automóvil de dos metros de altura cuenta con turbinas bajo su defensa trasera, lo que le permite desplazarse sobre el agua como un anfibio.
También pusimos a prueba el T1 y el T2 en una pista diseñada especialmente para nuestra visita. El Auto Show de Shanghái impresiona no solo por su magnitud—con ocho pabellones distribuidos en dos pisos, cada uno cuatro veces más grande que el centro de convenciones más grande de Panamá—sino también por lo que representa en la industria automotriz.
Las marcas, en su mayoría chinas, exhiben lo mejor de sí con un objetivo común: demostrar el liderazgo de China en el mundo del transporte.
Más allá de los modelos futuristas y la tecnología avanzada, el país se destaca por su capacidad de desarrollar e inventar nuevas soluciones que impactan no solo en la industria automotriz, sino también en sectores como la logística, la energía y la movilidad. Este viaje nos llevó a cuestionarnos si ¿China vive en el futuro o el futuro es China? En medio de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, en la que estas potencias se disputan el liderazgo del comercio mundial, es inevitable reflexionar.
Sin parcializarnos, observamos cómo China, con su cultura comercial milenaria, ha sabido ganarse a sus socios globales con carisma y apertura.
Mientras en Occidente nos enfocábamos en otros asuntos, los chinos, en silencio, crearon su imperio moderno. Hoy son los indiscutibles líderes en tecnología, transporte y construcción, ostentando también el título de “la fábrica del mundo”.
Que puedas pagar tus compras en una tienda de conveniencia con la palma de tu mano, que el reconocimiento facial sea suficiente para adquirir una bebida en máquinas expendedoras, que el internet 5G funcione mientras viajas en un tren de alta velocidad a 350 km/h, o que por cada dos habitantes haya una cámara de vigilancia en las calles nos hace preguntarnos si China realmente vive en el futuro o si, en realidad, es el futuro.
Lo que está claro es que nos desafía a repensar nuestro propio desarrollo y lo que podría ser el destino de nuestras sociedades.
Artículo escrito por: STEVENS JOSEPH
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