A mis 44 años, he aprendido que la salud no es solo comer bien y hacer ejercicio. Aunque estos aspectos son fundamentales, la verdadera salud es un reencuentro con muchas facetas de nuestro ser. Es un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, que se nutre de nuestras acciones, relaciones y emociones.
Vivimos en un mundo donde somos consumidores constantes, ya sea de información, de productos o de experiencias. La calidad de las personas que nos rodean y el entorno en el que nos movemos pueden ser determinantes en nuestro bienestar. Lo esencial es en entender que nuestro círculo cercano puede impulsarnos o, por el contrario, hacernos caer.
La sabiduría llega con los años y la experiencia, y nos enseña que rodearnos de energía positiva y personas que nos elevan es clave para mantenernos sanos y fuertes.
En la actualidad, estamos extremadamente conectados, gracias a nuestros celulares y dispositivos electrónicos. Esta hiperconectividad, si bien nos facilita muchas cosas, también puede generar ansiedad, estrés y sensación de agotamiento. El llamado burnout laboral es cada vez más frecuente, y muchas personas olvidan que no somos máquinas, sino seres humanos que necesitan descansar, desconectarse y volver a lo básico.
Es fundamental recuperar el equilibrio, y una forma sencilla y efectiva de hacerlo es volver a la naturaleza. Una caminata al aire libre, una visita a la playa o simplemente rodearnos de árboles y espacios verdes puede ser un remedio poderoso contra el estrés. La naturaleza nos ayuda a reconectar con nosotros mismos, a respirar profundamente y a reducir la ansiedad que nos carcome día a día.
El equilibrio también implica aprender a usar la tecnología a nuestro favor, sin que ella nos consuma. Las herramientas digitales pueden ayudarnos a organizar mejor nuestro tiempo, a estar en contacto con quienes amamos y a desconectarnos cuando lo necesitamos.
Pero, sobre todo, debemos trabajar en nuestros sentimientos y emociones. He aprendido que cuando no expreso lo que siento, cuando no trabajo mis tristezas, mi cuerpo lo resiente. La salud emocional es tan importante como la física, y ambas están intrínsecamente conectadas.
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA EMPEZAR HOY MISMO A MEJORAR TU SALUD Y TU ENTORNO:
• Desconéctate unos minutos al día: apaga el teléfono, las redes sociales y concéntrate en el momento presente. Respirar profundamente y disfrutar del silencio ayuda a reducir la ansiedad.
• Pasa tiempo en la naturaleza: no necesitas salir lejos, basta con dar un paseo por un parque, sentarte bajo un árbol o ir a la playa. La conexión con la naturaleza revitaliza y calma.
• Incluye pequeñas rutinas de autocuidado: dedica unos minutos a meditar, a escribir tus pensamientos o simplemente a respirar conscientemente. Esto ayuda a gestionar mejor las emociones.
• Haz ejercicio que disfrutes: no se trata solo de correr o ir al gimnasio, puede ser bailar, hacer yoga o caminar. La clave es que te guste y te motive.
• Revisa tus relaciones: si sientes que en algún lugar o con alguna persona no te sientes bien, no temas poner límites. La gente que realmente te quiere respetará tu espacio y tus decisiones.
Quiero contarte algo que la vida me ha enseñado: cuando cambias a favor de hábitos saludables, muchas personas pueden alejarse porque no entienden que ya no quieres cosas que te resienten. No te dejes llevar por la idea de que necesitas a todos a tu lado para sentirte bien. No es así. Tú tienes derecho a cuidar de ti, a dejar atrás lo que no te suma, sin sentirte culpable.
Y si en una fiesta o reunión decides no fumar o no beber, y te dicen que eres aburrido, recuerda que las personas que realmente te aman respetarán tus límites y decisiones. Ese es el verdadero respeto y amor. Es un proceso difícil de entender, pero así es la vida: aprender a escucharnos y priorizar nuestro bienestar sin miedo ni culpa.
Artículo escrito por: MARISOL GUIZADO
CEO DE PANAMÁ EN POSITIVO
COFOUNDER MUJER + PANAMÁ
mguizado@panamaenpositivo.com